Nueva forma de comunicar ayudó a Sada a romper el aislamiento
Sada Igikundiro, de 17 años, nació sorda y cuando tenía seis años también perdió la vista. Sada ya no podía comunicarse con el mundo exterior y la vida se convirtió en una espera pasiva en casa a que pasara otro día. Pero gracias a un proyecto en el que las personas sordociegas aprenden a comunicarse mediante el lenguaje de señas táctil, su vida cambió.