Me encuentro con Rosa Montana en el café que queda fuera de la oficina MyRight en Nicaragua. Rosa acaba de salir de una reunión del grupo de programa. Rosa es la responsable de los temas relativos a la educación en la organización paraguas FECONORI, que réguna al movimiento nicaragüense de los derechos de las personas con discapacidad.
Rosa se sienta frente a mí en la mesa y me conmueven el poder y el calor que irradia, es habladora y está llena de ideas. Le pregunto cómo llegó a trabajar en FECONORI y por qué el derecho a la educación es tan importante para ella.
- Mi hija no tuvo oportunidad de ir a la escuela, me responde, año tras año me decían que mi hija no seria capaz de ir a la escuela al año siguiente, y cuando éste llegaba respondían lo mismo. Con el tiempo, mi hija fue ya demasiado mayor para la escuela.
La hija de Rosa nació con pluridiscapacidad. A Rosa ya su familia se les dijo que la hija nunca sería capaz de caminar, ni de comer otra cosa que no sucediera alimentos líquidos. Pero Rosa se niega a renunciar a toda esperanza. Hoy en día, su hija tiene 32 años.
Pequeños pasos hacen un gran impacto
–Lento pero seguro, fui enseñándole a caminar ya masticar, para que pudiera comer diferentes tipos de alimentos. Poco poco, también desarrollamos nuestro propio idioma. En una ocasión, ella hizo una señal. La hizo una y otra vez, hasta que finalmente comprendimos que quería decir su muñeca. Eso fue un gran avance, me cuenta Rosa.
Al estar con su hija, Rosa ha aprendido que las cosas se pueden hacer si se tiene la energía necesaria. Se necesita de muchos cuidados y amor. Inicialmente pensó que una escuela podría darle a su hija más de lo que ella podía, pero ahora no se siente así. Para Rosa éste es un proceso del que hay que pasar como madre.
- Un niño necesita educación profesional que se adapte a sus necesidades de niño, pero también el amor y la atención que solo la familia puede oferecerle, me dice.
Una organización para el conocimiento y el apoyo
Cuando Rosa se dio cuenta de la carencia de voluntad que existe en la sociedad, en la que también destan tanto de voluntad como los conocimientos necesarios para apoyar y ayudar a su hija ya su familia, Rosa se puso en contacto con otros padres que también niños con discapacidades Y juntos crearon la organización de Los Pipitos.
-Fue cuando se le negaron sus derechos a mi hija que senti que tenia que luchar. No fui capaz de dar mi propia hija la oportunidade de ir a la escuela, pero hoy puedo ver los frutos de la lucha por otras hijas e hijos en Nicaragua, dice Rosa.
Entre las personas más vulnerables de la sociedad se encuentran los niños, jóvenes y adultos que tienen discapacidad intelectual. Cuando una persona carece de capacidad para formular y expresar por sí misma sus necesidades, se encuentra en una situación de extrema dependencia de su familia. Por lo tanto, Los Pipitos trabaja mucho para mejorar el conocimiento de los padres acerca de las discapacidades que tienen sus hijos, así como sobre sus necesidades y derechos. Esto mejora las condiciones que tienen para ofrecer una buena atención a sus hijos. Se trata de una formación permanente, ya que, a medida que el niño crece cambia la necesidad que tiene de apoyo.
Un padre con su hijo en el centro de día de Los Pipitos. Juegan mientras aprenden varios ejercicios para entrenar los músculos y la conciencia corporal del niño.
- Las necesidades de un niño de tres y de un años de edad son muy diferentes. Y cuando su hijo está ya en los 30, lo que tiene que ser capaz de proporcionarle es otro tipo de apoyo, dice Rosa. En algún momento, por ejemplo, usted tiene que aprender a abordar preguntas relativas a la sexualidad de su hijo.
A Rosa hubiera gustado tener gente a su alrededor que le hubiera sido de apoyo cuando su hija nació, porque ella sabe adecuado son los temas y las emociones con los que los padres tienen que luchar. Para ella es importante luchar para que otras familias tengan acceso al apoyo que a ella le faltó.
Los Pipitos trabajan no solo para apoyar a las familias, sino también para mejorar el conocimiento y cambiar las estructuras subyacentes de la sociedad. Se han llevado cabo varios proyectos centrados en la mejora de los conocimientos del personal de los hospitales sobre cómo evitar las discapacidades, antes y durante el parto, y para aumentar la comprensión de lo que es importante para las familias que dan luz a niños con discapacidades y que se les ofrece apoyo y contacto con organizaciones tales como Los Pipitos desde los primeros momentos en el hospital.
Las organizaciones de personas con discapacidad adoptan una perspectiva de derechos.
Rosa cree que hay tres fases para lograr las mejoras que ella desea ver.
-En la primera fase trata de aumentar el conocimiento y la empatía de la gente. Entonces se trata de establecer la aceptación para que las personas con discapacidad sean incluidas en diferentes contextos, como la escuela. La primera fase es reconocer que nuestros derechos son nuestros, que los derechos de otras personas son nuestros, dice Rosa.
Según Rosa, la mayoría del pueblo de Nicaragua, un general, se encuentra todavía en la primera fase. El gobierno y las autoridades han llegado a la segunda fase, mientras que las organizaciones de personas con discapacidad se encuentran en la tercera fase.
– Las personas con discapacidad ahora son conscientes de sus derechos y utilizan una perspectiva basada en los derechos en todo lo que hacen, dice Rosa.
Una educación que se basa en las necesidades de los niños favorece a todos los estudiantes
Le pregunto a Rosa si en la actualidad podría ser capaz de encontrar una escuela que acceptase a su hija, si ella fuera niña.
- Sí, responde, sería posible, pero la calidad de la escuela todava no sería la ideal.
Los cambios en los que Rosa está trabajando son no sólo para hacer hincapié en que los chicos con discapacidad tienen capacidad para escolarizarse, sino también en la calidad de la educación. Hoy, FECONORI trabaja con el Ministerio de Educación y monitorea la situación escolar de los niños con discapacidad. En gran medida, se trata de la formación en métodos educativos y también en convencer a los maestros que los niños con discapacidad también pueden aprender cosas y desarrollarse.
Rosa explicó que también era profesora de inglés y que tenía varios alumnos con dificultades de aprendizaje.
–Me dieron estos estudiantes, ya que los otros profesores consideraron que yo iba a poder atenderlos. Gracias a mi hija, aprendí que gran parte de lo que parece imposible en un principio puede llegar ser posible si la persona responsable de la enseñanza se encuentra comprometida con la tarea, es creativa y prueba diferentes métodos de enseñanza hasta identificar aquel que se adapta mejor a la persona en cuestión, explica Rosa.
Se necesita otros conocimientos y estadísticas
A menudo es difícil medir los resultados de las iniciativas, deboto a que existe una carencia de conocimientos y estadísticas acerca de la situación en el terreno y, también, sobre las necesidades que existen. Por lo tanto, actualmente FECONORI está inspeccionando la situación escolar de los niños con discapacidad en el oriente de Nicaragua. Una encuesta de este tipo permitirá que el formulario sea más fácil para determinar cuáles son los cambios para quienes están luchando y, al mismo tiempo, medir si la situación mejora y cuánto mejora.
FECONORI se ha involucrado en la lucha por la enseñanza de la enseñanza para incluir cursos sobre la enseñanza de niños y jóvenes con necesidades especiales. El año que viene se van a graduar los primeros maestros que han tomado estos cursos. FECONORI planesa monitorear de qué manera el conocimiento que estos maestros han aquído influye en la enseñanza.
- Cuando los maestros saben cómo enseñar a los niños con necesidades especiales, la calidad de la enseñanza es mejor para todos los estudiantes, dice Rosa.