Cristiana Fonseca Mayorga y Rosario Fonseca Mayorga son hermanas gemelas que nacieron sordas. Tienen 19 años y viven en Managua, Nicaragua. Las hermanas han luchado de varias maneras para lograr sus objetivos dentro de la escuela.
Cristiana y Rosario fueron juntas al preescolar donde intentaron aprender el alfabeto y señas más simples, pero las maestras no sabían el lenguaje de señas y eventualmente se volvió demasiado difícil para las hermanas seguir la enseñanza. Luego recibieron ayuda de la organización Los Pipitos, que hizo arreglos para que las niñas ingresaran a una escuela especial donde había competencia para enseñar a estudiantes sordos.
Las hermanas continuaron yendo juntas a la escuela hasta que terminaron el sexto grado. Luego, Cristiana pasó rápidamente de la escuela secundaria a la secundaria. Después de la secundaria, Cristiana estaba orgullosa y feliz de haberse graduado y además con muy buenas notas. Anhelaba continuar sus estudios en la universidad pero dudaba que fuera posible. Aun así, Cristiana aprovechó la oportunidad y comenzó a estudiar en la universidad, sin intérprete. Para comunicarse con los maestros y sus compañeros de clase, escribió mensajes en notas y en su teléfono móvil.
-Fue muy, muy difícil no tener un intérprete de lengua de señas para ayudar, pero a todos les impresionó que yo, como sorda, manejaba los estudios universitarios al mismo nivel que todos los demás, dice Cristiania.
Cristiana mantuvo su paciencia a pesar de que fue difícil, y la escuela finalmente logró hacer los arreglos para que ahora tenga un intérprete de lenguaje de señas para apoyar a la escuela.
Para Rosario, el viaje a la escuela secundaria no fue tan fácil. Luchó para aprobar los seis y tuvo que volver a tomar los exámenes finales varias veces, pero sus maestros la alentaron y animaron a que los aprobara. Rosario superó sus dificultades y ahora está en su último año de secundaria.
-Mi próximo reto será la universidad, he visto cómo ha luchado mi hermana y me motiva a seguir, dice Rosario.