Hace 30 años, Nicaragua no había aún desarrollado el lenguaje de señas, aunque sí existía una serie de signos caseros que habían sido creados dentro de las familias y el círculo de amigos, pero la mayoría de las palabras tenían que ser explicadas por medio del uso del alfabeto manual. Los alumnos sordos no utilizaban la lengua de señas en la escuela, sino que estaban obligados a aprender la lectura labial. El cambio comenzó a partir de un grupo de amigos que compartían una visión para cambiar la situación de las personas sordas en Nicaragua. Ahora, por primera vez hay estudiantes sordos que van a la Universidad.
En pleno verano nicaragüense hice una visita al local de ANSNIC. A la sombra de un pequeño porche y a lo largo de la pared se alinean los bancos de la escuela. Entramos en el edificio y pasamos un par de habitaciones con ilustraciones de diversos signos de lenguaje de señas y afiches de las diferentes campañas que ANSNIC ha llevado a cabo durante los últimos años. En una de las puertas por la que pasamos se indica que es la ”Biblioteca”. Salimos a un patio interior cubierto, a medias, por un techo.
Bajo el sol, y a lo largo del alto muro, crecen los naranjos. Suspendida desde el techo parece haber una línea de pantallas de lámparas colgadas a secar, y un poco más lejos hay una puerta abierta que, al parecer, conduce a un taller. Nos sentamos bajo el techo, a la sombra, y Javier López Gómez, presidente de ANSNIC, nos ofrece naranjas recién cortadas del árbol.
La asociación con SDR fue el comienzo de algo nuevo
– Antes, cuando todavía éramos un grupo aislado que se reunía en las casas de uno u otro de nosotros, tuvimos la suerte de conocer a Anna Scott, una mujer sueca que trabajaba en Managua, nos explica. Ella nos ayudó a ponernos en contacto con personas sordas de Suecia.
Junto con Anders Andersson de SDR- la Asociación Nacional de Sordos de Suecia-, Javier y sus amigos comenzaron a desarrollar ideas sobre cómo se podría mejorar la situación de las personas sordas en Nicaragua. Gracias a SDR y a MyRight, Javier tuvo la oportunidad de pasar 10 meses estudiando en Suecia, lo que resultó ser una experiencia clave para el desarrollo de la cultura de las personas sordas de Nicaragua.
–- He aprendido mucho en Suecia. Me dieron a conocer de primera mano cómo se estructuró la educación de las personas sordas y aprendí cómo las personas sordas de Suecia trabajaron para desarrollar su lenguaje y crear un diccionario de lenguaje de señas, dice Javier.
Su propio lenguaje
Cuando Javier regresó a Nicaragua, trabajó duro para compartir con sus amigos todo lo que había aprendido durante su estancia en Suecia. Juntos fundaron la organización ANSNIC e iniciaron una serie de actividades.
– Aprendí la lengua de señas sueca mientras estaba en Suecia. Eso hizo que me diera cuenta de lo importante que era para nuestra identidad nicaragüense desarrollar nuestro propio lenguaje de señas, en base a nuestra propia cultura. Cuando comenzamos la producción de nuestro propio diccionario pudimos también empezar a ayudar y a apoyar a los jóvenes sordos, para que puedan desenvolverse bien en la escuela, dice Javier.
Los niños sordos asistían a escuelas de educación especial, junto con los niños que tienen otras discapacidades.
– Fuimos pioneros en la formación de profesores en la lengua de señas, afirma Javier. A través de nuestros proyectos con SDR y MyRight, hemos sido capaces de formar a profesores e influenciar a quienes toman las decisiones, de modo que ahora el lenguaje de señas es parte del sistema educativo.
Los jóvenes que habían ido a la escuela comenzaron a presentar demandas
La lengua de señas se convirtió gradualmente en la lengua materna de las personas sordas, y contribuyó a mejorar los resultados de los niños sordos en la escuela. El problema fue que en las escuelas de educación especial sólo se podía estudiar hasta sexto grado, después de lo cual los niños debían abandonar los estudios.
– No obstante, esa nueva generación de niños que salían del sistema escolar tenían mayor formación y comenzaban a hacer sus propias demandas, explica, volviéndose hacia Ivonne Lorena Morales Ruiz, una chica joven que está sentada a su lado.
– ANSNIC es como mi segunda familia, dice Ivonne Morales. Y sí, no queríamos terminar la escuela tan pronto, por eso fue que les pedimos a las personas mayores de la organización que nos ayudasen a luchar para que pudiésemos continuar estudiando en otra escuela.
En 2004, las demandas de los estudiantes fueron escuchadas, y se tomó la decisión de que la escuela de Bello Horizonte aceptaría a estudiantes sordos.
– Al principio, los profesores estaban nerviosos y preocupados, pero gracias a los intérpretes en lengua de señas los estudiantes sordos fueron capaces de continuar su educación, dice Javier.
–Al principio también estábamos preocupados nosotros, los estudiantes, añade Ivonne. La nueva escuela tenía estándares mucho más altos que la anterior y los exámenes eran realmente difíciles.
Los estudiantes ayudaron a los profesores a adaptar sus métodos
Los estudiantes sordos les enseñaron a los maestros cuán rápido tenían que hablar para que los intérpretes de lengua de señas pudieran mantener el ritmo. Les pidieron también a los profesores que escribiesen parte de lo que decían en el pizarrón. Cuando los maestros cambiaron su forma de trabajar, los resultados de los estudiantes sordos mejoraron. Tanto Javier como Ivonne creen que la mayoría de los profesores han trabajado mucho para lograr encontrar los métodos de enseñanza que funcionan para las diferentes personas.
–Nos dimos cuenta rápidamente de que necesitábamos más vocabulario para poder seguir las lecciones, dice Ivonne.
La mayoría de los niños sordos en Nicaragua no tiene acceso a internet desde la casa y los familiares rara vez dominan suficientemente bien el lenguaje de señas como para ayudarlos con los deberes de la escuela. ANSNIC, que siempre ha tenido un gran enfoque en temas educativos dispuso, por lo tanto, que los alumnos estudiasen en la organización por las mañanas y fuesen a la escuela por las tardes. En ANSNIC, recibieron así los estudiantes ayuda con sus tareas escolares, y juntos construyeron una biblioteca nueva. También desarrollaron gradualmente el vocabulario de manera que éste diera respuesta a las necesidades de los estudiantes.
La lengua de señas recibe reconocimiento oficial
Javier considera que es importante que se entienda que la lengua de señas es una parte substancial de la educación de los estudiantes sordos.
– A través de nuestro trabajo de incidencia estratégico hemos logrado conseguir en 2009 que la lengua de señas sea reconocida como lengua oficial en Nicaragua, dice con orgullo.
Como tal, la lengua de señas es ahora reconocida como la primera lengua de las personas sordas.
– Esto ha hecho posible que el Ministerio de Educación haga uso de nuestro trabajo para apoyar su propio trabajo. El Ministerio de Educación es legalmente responsable de la coordinación del Consejo Nacional de la Lengua de Señas. A través de éste, ahora podemos trabajar juntos para difundir la lengua de señas a todo el territorio de Nicaragua, dice Javier.
ANSNIC ha luchado para que la ley sea una realidad, y hoy en día existe un presupuesto anual para garantizar que la ley se cumpla.
El siguiente paso – formarse para ser maestros
Cuando la primera oleada de estudiantes se graduó de la escuela secundaria superior, la lucha comenzó para poder asistir a la universidad y formarse como docentes.
– Queríamos tener la oportunidad de hacer uso de todos los nuevos métodos de enseñanza que habíamos desarrollado con los maestros de Bello Horizonte para, de esta manera, poder ayudar a la próxima generación de personas sordas, dice Ivonne.
Hace dos años, se les permitió a 29 estudiantes comenzar a estudiar pedagogía en la universidad. De esta manera se inició de nuevo el proceso. Los profesores hablaban demasiado rápido y los estudiantes sordos tuvieron que explicarles que métodos de enseñanza eran los que funcionaban para ellos.
–La metodología se está ahora desarrollando lentamente y en forma conjunta entre los profesores y los estudiantes. Cada vez que completamos un período revisamos juntos, tanto los cambios, como las mejoras que se han propuesto, dice Ivonne.
Dado que los estudiantes se identifican bastante con el profesor, a Ivonne le parece que puede ser un poco difícil para un profesor oyente enseñar a una persona sorda. Según ella, es por eso que es tan importante que las personas sordas puedan formarse como maestros, para que puedan participar en el desarrollo de la educación integrada.
– Ir a la escuela y aprender cosas nuevas es vital para que nosotros, las personas sordas, podamos participar de la sociedad y contribuir a lograr un cambio, continúa Ivonne. Estudiar estimula todo tipo de cosas interesantes en una persona. Y, a continuación, estas ideas pueden llevarse a otras partes de tu vida, por ejemplo, volcarse en esta organización. Organizarnos a nosotros mismos de la forma en que lo hemos hecho, es como si hubiésemos aprendido el doble, nos dice sonriendo.
En el techo del patio cubierto, todos los miembros han escrito sus nombres. A Ivonne se la ve feliz cuando añade que sus estudios la han hecho más independiente y, a la vez, han mejorado su calidad de vida. Ella tiene en claro que a ANSNIC le queda aún una gran cantidad de trabajo por hacer en lo que refiere a la inclusión de la persona sorda en el mercado laboral, pero el punto más importante es lograr que los niños y jóvenes entiendan que tienen que estudiar para conseguir un trabajo.
Una organización autosuficiente
Después de muchos años de apoyo de SDR y de MyRight, el proyecto con ANSNIC ha concluido y la organización es capaz de mantenerse por sí misma. ANSNIC se ha convertido en un actor reconocido, que está implicado en influir en el desarrollo social.
– La asociación con SDR ha significado mucho, dice Javier. Los consejos que nos han dado sobre cómo debemos desarrollar nuestra organización y nuestro propio lenguaje de señas realmente nos ha ayudado a ser creativos y a valorar todo lo que podemos lograr aquí en Nicaragua. Ha sido una excelente asociación, SDR nos ayuda a ser autosuficientes y a apropiarnos de nuestro propio proceso, concluye.